Leonardo da Vinci dibujó al Hombre de Vitruvio como el centro del Universo, inscribiéndolo en un círculo y un cuadrado, a finales del siglo XV. Más recientemente, hace más de 25 años, Patti Smith nos seducía con una canción que se convertiría en uno de los himnos del siglo XX con aquel estribillo People Have the Power. Más tarde, ya en 2010 Marina Abramovic en su performance The Artist Is Present se situaba en un espacio diáfano en el que dejaba una silla vacía para construir la obra y el mensaje con todos aquellos visitantes que se atrevieran a sentarse e intervenir. El hombre en el centro, la masa de individuos con poder para cambiar, el visitante es parte del artista y el arte.
¿Cómo vemos todo esto en digital? Este nuevo contexto, caracterizado por el antropocentrismo del consumidor, implica enormes retos para las empresas y sus comunicaciones. Todo un desafío que pone a prueba la capacidad de tender puentes efectivos que acerquen y creen oportunidades de negocio.
La principal de esas pasarelas entre usuario y empresa es, sin duda, el contenido. Y cada vez más son ellos, nuestras audiencias que necesitan y exigen ser parte de la historia, del mensaje y de las marcas. Hoy en día, el consumidor, en especial el nativo digital, demanda contenidos de calidad, por lo que ya no vale limitarse a decir que el contenido es el rey, sino que éste debe ser relevante. Las audiencias se encuentran cada vez más inmersas en un universo de estímulos, mensajes y plataformas digitales, tanto consolidadas como emergentes. Cautivarlas a través de contenidos diferenciados, con mensajes creíbles, honestos y personalizados, es lo que va a permitir a las marcas establecer relaciones duraderas.
Las marcas deben dar un salto cualitativo, llegar a una nueva dimensión del relato. Hallar cauces para que los productos y servicios tengan una identidad propia. La clave para cautivar al consumidor es hacerle viajar, vivir y disfrutar de las experiencias. El modelo comunicacional que triunfe será aquél en el que los contenidos ofrezcan valores y beneficios.
Os invito a que descubráis a Leonardo y su motivación, a Patty y su determinación y, por qué no, a Marina y su arte disruptivo.