El 11 de diciembre de 2019, aún lejos de habituarnos a la palabra pandemia, la Comisión Europea presentaba el Pacto Verde Europeo con el fin de transformar la UE en una economía moderna, eficiente y competitiva en el uso de los recursos. En marzo de 2020, con la llegada de la Covid-19 y la consecuente crisis económica surgió la necesidad de movilizar fondos para paliar sus efectos, los denominados fondos Next Generation. Este instrumento se alineó con los objetivos del Pacto Verde Europeo; la recuperación económica tenía que ser aprovechada para fomentar las transiciones verde y digital. Por este mismo motivo, el Fit for 55, publicado el año pasado, se adaptaba a las circunstancias postpandemia para la consecución de estos dos objetivos.
Sin embargo, en febrero de este año se ha producido un nuevo cambio de paradigma que nos ha he hecho replantearnos el funcionamiento y la resiliencia de nuestro sistema de abastecimiento energético, así como los objetivos y los tiempos de ambas transiciones. La agresión militar injustificada de Rusia contra Ucrania ha alterado las cadenas de suministro a nivel mundial, ha provocado dificultades como consecuencia de los elevados precios de la energía y ha aumentado la preocupación por la seguridad energética, poniendo en primer plano la excesiva dependencia de la UE de las importaciones de gas, petróleo y carbón procedentes de Rusia. En este contexto, la Comisión Europea presentó el pasado 18 de mayo REPowerEU, un plan para fomentar la independencia europea de los combustibles fósiles rusos antes de 2030.
El plan REPowerEU se diferencia de paquetes energéticos anteriores fundamentalmente en dos aspectos. Si bien es cierto que es un plan que pretende acelerar la producción y el uso de renovables dentro de la UE, se diferencia en que su objetivo fundamental no es cambiar los combustibles fósiles por las energías renovables, si no disminuir nuestra dependencia energética de Rusia cuanto antes. Debido a esta urgencia, REPowerEU tiene un corto periodo de aplicación y los resultados tienen que empezar a ser visibles para finales de este año 2022, al contrario que paquetes como el Fit for 55, que fueron concebidos para llevarse a cabo durante varios años, con objetivos con vistas a 2030 y 2050.
A la hora de entender cómo funcionará REPowerEU es muy importante conocer los cuatro pilares en los que se basa el plan -ahorro de energía, diversificación de los suministros energéticos, aceleración de la transición hacia energías limpias e inversión inteligente- y como se interrelacionan entre ellos.
Lo primero y más importante es el ahorro de energía, la forma más rápida y barata de hacer frente a la crisis energética. La Comisión presentó una Comunicación sobre el ahorro de energía donde se detallan los cambios en el comportamiento del consumidor a corto plazo que podrían ayudar a reducir la demanda de gas y petróleo en un 5 % y reforzar las medidas de eficiencia energética a medio y largo plazo.
Tras este paso, la energía de combustibles fósiles que todavía se necesite utilizar tratará de ser sustituida por energías renovables. Este proceso de expansión y aceleración del uso de renovables tiene un doble objetivo. Por un lado, el autoabastecimiento y la independencia a través de la producción de más energía dentro de las fronteras de la Unión. Por otro lado, la creación de empleo y el crecimiento económico. Para ello la Comisión hará una revisión de la Directiva relativa al fomento de fuentes de energía renovables donde se encuentra la propuesta para elevar la cuota de renovables en el consumo final de energía del 40% al 45%. Esta revisión también permitirá simplificar y acelerar la tramitación de permisos para proyectos de renovables. La estrategia se apoya fundamentalmente en la energía solar, la térmica y geotérmica, el hidrógeno y el biometano.
Sin embargo, no es posible sustituir al 100% las energías fósiles en el corto plazo, por lo que será necesario seguir importando gas. Para garantizar el suministro energético de la UE a precios asequibles en el actual contexto geopolítico y eliminar gradualmente la dependencia del gas ruso, la Comisión Europea ha establecido con los Estados miembro una Plataforma de la UE para la compra común de gas, gas natural licuado (GNL) e hidrógeno. Se optará por la diversificación de los suministros de gas por tuberías hacia terceros países, concretamente Argelia, Azerbaiyán y Noruega, y de GNL a través de acuerdos bilaterales con países como Egipto o Israel.
Todo este proceso no sería posible sin el último pilar del plan, las inversiones inteligentes. La Comisión estimó que la independencia energética nos costaría 210 mil millones de euros de aquí a 2027. Cuando se negoció el paquete los Estados miembro se reafirmaron en su posición de no añadir nuevas partidas al presupuesto anual de la UE para financiar REPowerEU. Por este motivo se ha congelado parte del presupuesto existente de diferentes fondos como el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, los Fondos de Cohesión, el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) o el Fondo de Innovación para invertirlo en la consecución de los nuevos objetivos.
REPowerEU responde a la necesidad de aumentar la tasa de crecimiento de las industrias de energía limpia para acelerar la transición hacia un sistema energético más sostenible e independiente. El plan es técnicamente viable, pero supone un gran desafío. Por poner un ejemplo, el plan requiere la instalación de 320GW de energía solar fotovoltaica para 2025. Para ello, en 2022 se necesitaría instalar 30GW, cuando el sector tenía previsto solo 21GW. Hay una serie de obstáculos que no serán fáciles de superar, no solo a nivel sectorial, si no para los Estados miembro de manera individual puesto que tendrán que hacer concesiones y buscar un consenso que puede pasarles factura a escala nacional.