La semana pasada fue clave para la reforma de la Política Agrícola Común (PAC), que no se actualiza desde 2013. La PAC fue la protagonista de la sesión plenaria del Parlamento Europeo del 19 al 23 de octubre, así como de la cumbre del Consejo Europeo de los días 19 y 20 de octubre. Teniendo en cuenta que la PAC representa el 34,5% del presupuesto de la UE para 2020, la expectación ante ambos eventos ha sido máxima.
Tanto para el Consejo de la UE como para el Parlamento Europeo, el objetivo era debatir sobre la propuesta de reforma de la PAC presentada por la Comisión en junio de 2018, que pretendía dos objetivos básicos: por un lado, simplificar la política al reducir su complejidad, el detalle y el número de normas; por el otro, vincularla a los objetivos del Pacto Verde, aumentado sustentabilidad, resiliencia y flexibilidad, con el fin de afrontar los retos actuales y del futuro. En ambas instancias se debatió sobre los tres reglamentos que componen la PAC: los planes estratégicos nacionales, la organización común de los mercados y la regulación sobre la financiación de las ayudas.
En el Consejo, los ministros de Agricultura de los Estados miembros, reunidos de forma presencial en Luxemburgo, lograron llegar a un consenso general tras más de cuarenta horas de negociación. Entre las conclusiones adoptadas, destacan la condicionalidad del apoyo financiero a los agricultores, los “eco-esquemas”[1], y la implantación de un periodo piloto inicial de dos años para familiarizar a los Estados con las nuevas medidas. Finalmente, en el Consejo se concluyó que todos los agricultores, tanto los productores a gran escala como los más pequeños, deben adoptar un compromiso más ambicioso con el clima, por lo que se plantean simplificar los controles para así reducir las cargas administrativas. El documento, presentado por la presidencia alemana del Consejo, fue aprobado por mayoría cualificada, con el único voto en contra de Lituania y las abstenciones de Rumanía, Bulgaria y Letonia.
No obstante, la sesión plenaria del Parlamento despertó muchas más expectativas y tensiones. Hubo mucha polémica en las redes sociales durante toda la semana, con hashtags como #VoteThisCAPdown, #ScraptheCAP o #PorOtraPAC, señalando la disconformidad ante la reforma de ONG ambientalistas, eurodiputados verdes y activistas por el medio ambiente. Según estos, lo acordado en la Eurocámara no es suficientemente ambicioso con el clima, siendo incongruente con los objetivos del Pacto Verde Europeo.
Los eurodiputados dejaron la puerta abierta a prohibir la denominación animal como leche o queso a productos derivados de alternativas vegetales, al votar a favor de la enmienda 171 (386 a favor, 290 en contra). En este contexto, #VeggieBurgerBan fue otra de las tendencias que no pasó desapercibida. Muchos medios se hicieron eco del intento de prohibir las denominaciones cárnicas de productos de origen vegetal, enmarcados en la enmienda 165, aprobada en la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural en abril del año pasado. Pero la enmienda, que forma parte del paquete de la Organización Común de los Mercados para Productos Agrícolas, no pasó, con 284 votos a favor y 379 en contra.
Pero sería incompleto contemplar la reforma de la PAC solo de la óptica de estas dos controvertidas enmiendas. Para la activista ambiental Greta Thunberg, “Mientras los medios de comunicación informaban sobre posibles nombres de hot dogs veganos, el Parlamento Europeo otorgó 387.000 millones de euros a una PAC que básicamente implica la rendición frente al clima y el medio ambiente”. El Parlamento también votó en contra de establecer vinculaciones legales en la PAC con los objetivos del Pacto Verde Europeo (enmienda 1335) o la Estrategia de la Granja a la Mesa. Por ello, organizaciones ecologistas acusaron a los eurodiputados de convertir a la futura PAC en una sentencia de muerte para la agricultura sostenible. Por otra parte, sí que se mostraron favorables a vincular los planes estratégicos nacionales con el Acuerdo de París.
Pero no solo eso. Los eurodiputados depositaron su voto sobre un paquete de 2000 enmiendas. Y la alianza en la Eurocámara entre Populares, Socialdemócratas y Renew permitió confirmar el apoyo general a los compromisos de la futura PAC, ante las críticas de eurodiputados verdes, de la Izquierda, algunos Socialdemócratas y el propio comisario de Agricultura, el polaco Janusz Wojciechowski, del gubernamental partido Ley y Justicia.
Además, los eurodiputados aprobaron un 30% mínimo de condicionalidad ambiental, para reforzar las prácticas agrícolas dirigidas a la conservación del medio ambiente, acordaron limitar las ayudas a grandes explotaciones, restringieron restringir los criterios para ser considerado agricultor activo, a fin de evitar que se beneficien de las ayudas personas ajenas al sector. Además, los parlamentarios dieron luz verde a las ayudas a agricultores jóvenes, al aprobar la enmienda 1159, según la cual los Estados deberían dirigir como mínimo un 4% de los pagos directos a los agricultores jóvenes.
En España, que recibiría unos 47.700 millones de euros de esta PAC, la acogida a la reforma ha sido también controvertida. Una de las enmiendas aprobadas en el Parlamento fue la que proponía la retirada de las subvenciones a los toros, aprobada por 335 votos a favor, 297 en contra y 60 abstenciones, en particular gracias a la izquierda europea, que estima en 430 millones de euros las ayudas que han recibido las ganaderías destinadas a la tauromaquia de la PAC. Ahora solo queda ver si la enmienda sobrevivirá las negociaciones con el Consejo, ya que tanto España como Portugal y Francia tienen actividad taurina y pueden poner una línea roja en este aspecto.
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, se mostró satisfecho con el acuerdo alcanzado en el Consejo, que representa, según él, un cambio radical respecto a la actual porque los Estados miembros la podrán adaptar en función de sus planes estratégicos nacionales. Planas aseguró que en el Consejo se acordó prolongar los derechos de plantación de los viñedos hasta 2040 (a demanda de Francia y España) así como beneficiar al sector del olivar del 3% del primer Pilar de la PAC. Con el fin de elaborar un Plan Estratégico para la PAC a nivel nacional, que cuenta con un presupuesto de 50.000 millones de euros, será necesaria la cooperación entre el Estado y las comunidades autónomas. Sin embargo, tampoco han faltado las voces críticas por parte de asociaciones ganaderas y ONG, entre otras, lamentando la falta de recursos y las altas exigencias medioambientales, en tiempos de pandemia.
Con el acuerdo consensuado en el Consejo y la votación en la Eurocámara, se da pie a que Parlamento, Consejo y Comisión se embarquen en los trílogos, aunque no se espera llegar hasta el acuerdo final de la PAC hasta la primavera de 2021 -bajo la presidencia portuguesa del Consejo. Al mismo tiempo, los Estados Miembros están entrando en una fase de al menos seis meses de preparación de sus planes estratégicos nacionales. Sin embargo, hasta que la reforma final de la PAC no sea acordada y aprobada en Parlamento y Consejo, las normas actuales serán sustituidas por normas transitorias.
[1] El nuevo régimen de pago para promover la protección del medio ambiente y el clima mediante el presupuesto de los pagos directos de los Estados miembros.
Por: Inés Domènech & Pilar Roig